Diciembre en el mar es el preludio de los temporales de invierno. Hay una extraña quietud, las aguas todavía son cálidas y claras.
La gente parece alejarse de la costa, el océano recupera la tranquildad.Y la vida reivindica su espacio: el piélago.
Resultó ser una experiencia muy bonita, conocer y formar gente que comparten una especial sensibilidad por la vida. Sólo espero que fruto de este curso cada vez seamos más los que nos involucremos en dar a conocer todo lo que esconde el mar bajo su superficie, que sepamos concienciar a la gente de lo importante que resulta preservarlo...


